Alegremente he recibido los comentarios a la anterior entrada del blog, sobre el don maravilloso de celebrar la liturgia.
El hecho de la falta en el trato humano de algunos sacerdotes es evidente. Sin embargo, no es más cierto ni menos cierto que tienen dones maravillosos, simplemente es la realidad.
El hecho de portar poderes divinos, no dispensa al sacerdote de portarse como modelo humano y cristiano. Ambos comentarios tienen razón, y tenemos que ayudar a los sacerdotes a que sean esos modelos en el trato humano que necesitamos para que nos lleven a Dios. Hemos de ayudarles primero con nuestra oración, luego con nuestro cariño y también, si está en nuestras manos, con la corrección fraterna. Es responsabilidad de todos. Gracias por los comentarios. Un saludo.
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