Ayer leía en unas noticias, que el río Jordán, un río de renombre bíblico, estaba en peligro de quedarse seco para el 2011, y no precisamente a manera del milagro del paso que narra el libro de Josué, cap. 3. ¿Será efecto del calentamiento global? Más bien, creo que es el descuido que llevamos de la naturaleza.
Me ha alegrado aquella noticia del 29 de abril en Siglo XXI que reforestarán la cuenca del lago de Atitlán con 18 millones de árboles. No sé si cabrán tantos árboles, pero es una buena inversión, un plan concreto e inmediato para la conservación del lago, y contará con la ayuda del pueblo.
Mientra, ¡aquí no para de llover! Aunque, como dicen los que conocen la zona, “¡Es Pamplona!”, en donde “hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo”; o, en donde “hay nueve meses de invierno y tres de infierno”; o, “si el clima de Pamplona no te gusta, espera una hora y cambiará”. ¡En pleno mes de mayo ha nevado en algunas zonas de Navarra!
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