La liturgia nos invita a avivar la virtud de la esperanza durante este tiempo de Adviento.
Pero, esperanza ¿en qué? No hay razones humanas más que las iluminadas por la luz de Dios. Esperanza en la venida del Señor, no sólo como recuerdo de su primera venida sino esperanza viva en su segunda venida. Veniet Dominus et non tardabit, et illuminabit abscondita tenebrarum, et manifestabit se ad omnes gentes –El Señor vendrá y no tardará, iluminará lo escondido por las tinieblas y se manifetará a todos (Antífona de entrada).
Para quien tiene fe, no le hacen falta razones científicas para “mostrarle” esta certeza, ni tampoco milagros para probarla.
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