Tradicionalmente se dedica el mes de junio a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús que, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, nos muestra el infinito amor que Dios nos ha tenido, y nos muestra también el amor humano que nos ha tenido el Hijo de Dios, pues es hombre perfecto.
Santa Margarita María de Alocoque (siglo XVII), una monja francesa de la Visitación, recibió unas revelaciones de Jesús, bajo esta advocación. Su mensaje es claro, semejante a todos las revelaciones del cielo: que los hombres somos fríos en la entrega a Dios.
De entre los mensajes que le fueron confiados, están estas palabras intrigantes y de las que no nos acostumbraremos a meditarlas. Le dice Jesús a la santa: “Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y en cambio, no recibe de la mayoría más que ingratitudes, por sus faltas de respeto, sacrilegios y pecados. Pero lo que más me duele, es que obran así hasta los corazones, que de manera especial se han consagrado a Mí. Por esto te pido, que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta particular para honrar a mi Corazón, comulgando en dicho día y reparando las ofensas que he recibido en el Sacramento del Altar. Te prometo que mi corazón derramará abundantes bendiciones sobre los que hagan esto”.
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