Ayer tuve la alegría de asistir al acto de graduación de abogado de mi viejo amigo Marvin. Compartí con su familia y volví a ver a algunos después de catorce años...
Le sugerí aquel pensamiento de un santo: “comenzar es de muchos; acabar, de pocos...” También la cita del Eclesiástico: “mejor es el fin de la obra que su principio” (7,9).
Viendo hacia atrás, recordando tanto desvelo y tanto trabajo, este momento de la graduación es un coronamiento que colma el corazón.
Aunque le sugerí también que esta meta alcanzada no es más que el comienzo de una vida de servicio, en esta área específica. Le seguiré para recordarle –lo que ya sabe- que debe ser un buen abogado.
¡Felicidades, querido amigo!
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