Mientras viajaba, ya al atardecer, la cámara que llevo conmigo captó esta foto que cuelgo, aunque he tenido que unir dos fotos. El volcán que se divisa a la izquierda, con el celaje maravilloso que se ve en este mes, es el de Santa María; a la derecha, el valle de Urbina, famoso porque una batalla, la decisiva, entre españoles (conquistadores) e indígenas mayas –según los historiadores- se llevó a cabo allí; allí dio su vida el célebre caudillo, héroe nacional, Tecún Umán, según nos enseñaron en la Primaria. Esta batalla sucedió en 1524. Quien quiera leer un poco más puede pinchar aquí.
Este valle sí que se ha poblado aceleradamente.
En fin, gracias a Dios mi viaje fue fructífero: me he reunido con otros sacerdotes. A veces creo que los sacerdotes vivimos muy solos, y tenemos la tentación de buscar esa soledad, pero no es muy conveniente. Es necesario que los sacerdotes nos ayudemos unos a otros, pues está en juego la paz de nuestra alma y la de los que nos han sido confiados.
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