viernes, 13 de abril de 2012

Con la fuerza del Espíritu



     Las lecturas de estos días nos ayudan a vivir la fiesta por la Resurrección del Señor. Supongo que se habrán fijado: los evangelios de la Misa, que hablan de las apariciones del Señor a sus discípulos, difieren en el tono de los trozos del libro de los Hechos de los Apóstoles que se leen en la primera lectura (ver abajo las citas).
     En los evangelios vemos a unos discípulos miedosos, timoratos, tristones, porque, aunque Jesús había ya resucitado, no estaba todo el tiempo con ellos, y no sabían qué actitud adoptar ante quien, habiendo dado su vida por la redención de los hombres, tienen clara conciencia de haberle negado y dado la espalda en la hora suprema.
     En cambio, en el libro de los Hechos, vemos a un Pedro –antes apocado- envalentonado; como dice Hch 4,13, las autoridades judías estaban sorprendidas al ver el aplomo con que Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran hombres del pueblo sin ninguna instrucción. Sanaban enfermos y hablaban con autoridad, como Jesús en su paso por la tierra.
     ¿Cuál es la diferencia? Los relatos de los evangelios refieren un tiempo antes de Pentecostés; los relatos de Hechos son de después.
     Necesitamos “un nuevo Pentecostés” en los que se consideran discípulos de Cristo.
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     *Evangelios de la Misa en la Octava de Pascua. Lunes: Mt 28,8-15; martes: Jn 20,11-18; miércoles: Lc 24,13-35; jueves: Lc 24,35-48; viernes: Jn 21,1-14; sábado: Mc 16,9-15.
     Primera lectura de la Misa en la Octava de Pascua. Lunes: Hch 2,14.22-33; martes: Hch 2,36-41; miércoles: Hch 3,1-10; jueves: Hch 3,11-26; viernes: Hch 4,1-12; sábado: Hch 4,13-21.

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