He estado leyendo sobre el tema, porque se me ha asignado la clase de “Escatología” (lo relativo a las realidades después de la vida terrena) para impartirla a los alumnos de Teología en el Seminario.
¿Escalofriante? Creo que es impresionante,
pero, con visión de fe, no ha de conmover nuestro ánimo negativamente sino debe
movernos a confiar más en Dios –“a Dios rogando, con el mazo dando”- y aspirar
con alegría al Cielo –el pleno cumplimiento de las máximas aspiraciones del
alma-.
Son muy claras las palabras de nuestro
Señor, proclamadas ayer en la Santa Misa: “Entren por la puerta estrecha. Ancha
es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran
por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la
vida! Y pocos dan con ellos” (Mt 7,13-14).
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