Creo que coincidimos todos en eso. El asunto
es que no siempre podemos descansar como y cuando queremos. Ahora estoy
disfrutando unas horas de descanso, retomando fuerzas para mi sprint final de
curso académico.
El cuerpo tiene sus límites, como todo lo
material. Hasta las máquinas necesitan su mantenimiento y su descanso. Aunque ahora
ya crean cosas desechables, tenemos claro que nuestro cuerpo es uno sólo y no
hay posibilidad de reponerlo.
Me recuerdo de aquel consejo de un amigo
sacerdote: debes buscar un hobbi, algo sano que te guste y que te ayude a
descansar, porque a veces nos buscamos unas maneras poco buenas, cuando no indignas,
de descansar.
El asunto es que cada uno debe arreglarse
este asunto perentorio: tomarse un tiempo para descansar. Quizá haya que
hacerlo con los que siempre tenemos a la par nuestra, para que nos acompañen a
descansar, pero debemos sacar ese tiempo. Quizá consista en ir a caminar un
poco en un lugar poco frecuentado; para los más jóvenes, un poco de deporte...
¿Descansar? ¡Para trabajar mejor! Nunca el
descanso fue un fin en sí mismo, por mucho que lo proclamen los “mandamientos”
del vago...
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