Brevemente,
he visto en la mañana la transmisión de una Misa en X parroquia en Costa Rica,
celebrada en “tono carismático”. Yo no me prestaría a celebrar la Santa Misa de
esa manera..., pero “hay que pa’ to’”. Ahora bien, de la Santa Misa, una
estampa transmitida por la TV me llamó la atención: la imagen en bulto de un
Sagrada Corazón con una capa pluvial y una corona... La verdad es que la
belleza y el sentido común no son muy frecuentes...
Cristo, ¿reina de verdad? Parece que no,
pues hay tanta violencia, tanto odio, tanto materialismo en este mundo
nuestro...
Pero, reina en verdad, porque el mal no
sólo no es la última palabra, sino que continuamente vence en las pequeñas
reyertas, aunque a veces parezca que Dios da un poco de tiempo. Aunque menos
estruendoso o aparatoso, el amor siempre vence y perdura.
Ahora bien, más que en las estructuras
sociales y en el poder y en las altas esferas, Cristo quiere reinar en tu
corazón y en el mío. Él no quiere tributo de cosas materiales (cfr. Is 66,2),
pues las ha hecho: dale, démosle, algo íntimo: “dame, hijo mío, tu corazón” (Pr
22,26).
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