En Latino América han pegado mucho las
telenovelas; en países como México, Venezuela o Brasil hay productoras
importantes de este género. Hay varios canales que viven de proyectarlas y
tienen abundante público; el hecho de que cada día haya más y más, ofreciendo
producto para todos los gustos, indica que tienen demanda.
En algún lugar del mundo han intentado
hacer novelas que inviten a cosas positivas, pero en los más, las novelas
introducen al espectador en un mundo irreal, muchas veces repleta de intriga y
morbo, que ayuda a vender con facilidad.
Al final, cada uno es libre de ver o no ver
lo que le ofrezcan. Esto va también para las mujeres...
Lo que decía de que invita a vivir en un
mundo falso, irreal, tiene sus consecuencias, especialmente si se trata de lo
que me sucedió ayer, o estuvo a punto de sucederme: mi peluquero estaba tan
absorto viendo a la vez la telenovela, que peligraba mi honorabilidad con su
distraída máquina para cortar el cabello. Menos mal tenía habilidad, que puso buen
punto final a mis modestos requerimientos.
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