¡Bum!

     No había escrito en los días anteriores, porque me agarró una sequedad literaria tal que no me encontraba en disposición.

     Ayer, que más o menos estaba saliendo de este estado, ¡bum!, un virus se engulló la máquina con la que estaba trabajando. Yo, que sé poco de estas cosas, supuse que era algo grave, como después lo corroboraron los técnicos: “cuando aparece esta pantalla azul –me decía mi técnico- es que es algo grave”. Sin embargo, cuando lo comprobó él, no sólo una sino varias veces salió esa tal pantalla azul... Ahora, la pobre máquina está en el taller.

     Paciencia... “Lo malo” es que no tengo a quién echarle la culpa..., sino a mí.