Cuando dijo esto Jesús se turbó en su espíritu, y
declaró: En
verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se
miraban unos a otros no sabiendo a quién se refería (Jn 13,
21-22).
Jesús, te turbas, te conmueves, te duele.
Después de todo
lo que has hecho por Judas, el canalla va y te traiciona. Le has
lavado los pies, le has llamado amigo… Cuántos momentos felices, cuántas bromas, cansancios,
canciones, cuántos
milagros había
presenciado, y, luego… el pecado. Jesús, ¡ya
no más! ¡No quiero ofenderte nunca más! ¡No quiero ser como Judas! Sé que te turba,
que te duele, de manera especial, la traición de tus amigos. Jesús, con tu ayuda, nunca más. Pero lo que más te duele es que no te busque para pedirte perdón.
▶▶Aprovecha este rato de oración y pide
perdón por tus
pequeñas o
grandes traiciones.
Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Y Jesús le dijo:
Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Jn 13, 27).
Jesús, las grandes traiciones, como las de Judas, vienen precedidas
de pequeñas
compensaciones egoístas. Los
edificios no se caen de repente, sino que empiezan a salir grietas pequeñas, que se van abriendo,
hasta que aquello se cae. Judas robaba de la bolsa… y tras el bocado
entró Satanás. Jesús, con tu gracia ayúdame a descubrir esas grietas en mi alma. Y si me ayudas,
me iré a confesar
para que me pongan el cemento de la gracia en esas grietas.
▶▶Habla con Jesús sobre las grietas
que piensas que hay en tu vida.
Propósito: nunca
hacer de Judas
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