Este día ha sido
de prisas en tantos frentes: Confesiones, clases, exámenes, horarios…; ahora
voy al Via Crucis del pueblo, en Viernes de Dolores. Como ha sido en los
últimos años, el Seminario participa con el resto de la feligresía de Sololá
para rezar este ejercicio piadoso que comienza en el Calvario de Sololá y
termina en el Seminario Mayor. Ojalá todos hayamos podido o podamos cumplir hoy
con este acto piadoso, que tanto bien hace a nuestras almas: recordar el precio
de nuestro rescate, el extremo del amor de Dios por nosotros, por nuestra
salvación.
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