El lunes 3 de junio pasado se cumplieron
50 años de la muerte del Papa Juan XXIII, conocido como el “Papa bueno”. Su figura
es entrañable. La Iglesia le debe mucho –como a todos los Papas-, especialmente
la convocatoria y el inicio del Concilio Vaticano II, que tiene gran
importancia en toda la historia de la Iglesia.
Cuando inició la Asamblea de Pastoral recién
concluido, celebramos su memoria, pues fue beatificado por el Papa Juan Pablo
II en el año 2000.
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