Unas letras antes de terminar el día,
aunque los ojos se resistan a seguir iluminando...
Algún sacerdote, juzgando sobre alguna
película, ha indicado que los actores no comen, o nunca duermen, o no se ve que
hagan las actividades que hace cualquier miembro de la raza humana.
Claro, no se trata de hacer un documental
para que tengan que aparecer todas esas nimiedades. Además, las cosas pequeñas
de cada día no sorprenden, lo que precisamente pretenden las películas, para
que atraiga.
¿Y a quién le puede interesar lo que comí
hoy o lo que pensó aquél sacerdote? ¿Podría haberse preguntado alguien a qué
hora se levantó el seminarista que llegó más temprano a la capilla a rezar? No,
en efecto. Ni hace falta, ya que no vivimos para que los demás conozcan nuestra
vida.
Eso sí, a Dios sí le interesa, y desea
que, al hacer esas nimiedades, pensemos en Él. En efecto, quien vive de amor,
quien piensa en el Amor, vivirá realizado haciendo esas cosas para agradarle.
Me parece que, a esta hora de la jornada,
ya empiezo a desvariar... Mejor lo dejamos aquí...
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