Esta
devoción está cobrando fuerza en la piedad cristiana, lo que me alegra. Es más,
en Guatemala, la solemnidad de la Inmaculada Concepción tiene categoría de
fiesta de precepto ―este año se retrasa al 9 de diciembre―.
El
domingo pasado, mientras daba los avisos al terminar la Misa en San Andrés Itzapa,
caía en la cuenta de que en esta parroquia se celebra con especial devoción a
la Inmaculada Concepción ―aunque, como sucede en otros lugares, en Itzapa se
celebra en fecha distinta a la del calendario universal―. Así en otros pueblos.
Muchos cristianos ligan a esta Solemnidad
un claro sentido apostólico, impetrando de la Virgen abundantes vocaciones. No desaprovecharé
la oportunidad de tener viva esta intención.
Como segundo propósito me he formulado
hacer un rato de oración diaria de claro sabor mariano, considerando la vida y
la figura de nuestra Madre del Cielo.
Por último, quizá te ayude a ti, estoy
tratando de mejorar mis devociones marianas: el Rosario y la consideración de
sus misterios, el Acordaos, el Angelus, las tres Avemarías...
Y tú, ¿qué harás?
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