Perdón
por la siguiente introducción. Que también me perdone santo Tomás. Es que ahora
tengo pocas, pero pocas ganas de escribir. He estado con muchos pájaros en la
cabeza —ideas volátiles e ideas
volando...—, además de un tanto estresado, por tener que atender varias cosas a la
vez. Espero que los días siguientes estén más “controlados”, gracias a las
gestiones que se van resolviendo. Pero, aunque tenga casi nulas ganas de
escribir, pongo estas letras, para no perder la costumbre, pues ya van algunos
días en no hacerlo.
Hoy la Iglesia celebra a santo Tomás de
Aquino, buscador intenso de la Verdad. Tanto llegó a lograr, que la Iglesia
todavía bebe de su teología.
En el Seminario de Sololá se celebra a lo
grande su fiesta. Ayer tuvimos la celebración académica, en la que fue
protagonista el P. Tomás Bartolomín, recién vuelto de Roma con su flamante
licenciatura en Teología Patrística.
Hoy todos se han ido de paseo, para
celebrarlo. Han tenido que madrugar un poco, pero lo han hecho de buen grado.
Que los seminaristas se apresuren, se
empeñen en seguir las huellas del trabajo intelectual de este gran santo.
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