Terminamos el año y comenzamos uno nuevo
en las manos de Dios. Hacemos planes a largo y a corto plazo, confiando en que
Dios nos dé vida para realizarlos. Pero, para que el año sea completamente
positivo para ti, te sugiero que vivas “a tope” el momento presente en la
presencia de Dios. Si ese “presente” lo vives intensamente buscando la plenitud
de su sentido, si tratas de que sea lo que debes hacer para tu bien, para el
bien de los demás, para gloria de Dios, estarás feliz, sin preocupación alguna.
Hoy celebramos la Maternidad Virginal de
María, nuestra Madre. Un misterio admirable, sin duda. Así reza la tercera
antífona de la salmodia de Laudes en esta fiesta: “La Madre ha dado a luz al Rey, cuyo nombre es
eterno, y la que lo ha engendrado tiene, al mismo tiempo, el gozo de la
maternidad y la gloria de la virginidad: un prodigio tal no se ha visto nunca
ni se verá de nuevo jamás”.
Celebramos
al Verbo encarnado, Jesucristo, Dios que tomando un cuerpo se ha hecho uno de
nosotros; pero también celebramos a María, que ha dado a luz al Salvador, al
Dios eterno. Si a una mujer se la felicita por dar a luz a su hijo, ¡cuánto más a la Virgen, Madre de Dios! ¡Felicitaciones, Madre mía por tu maternidad!
Dios
les bendiga con su Presencia en este nuevo año, que les colme de sus bendiciones.
¡Feliz Año!
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