¡Qué delicioso capuchino nos probamos en este lugar! |
Hoy,
en el Seminario, tuve la oportunidad de recordar mi afortunado reciente viaje a
Roma, al tener tertulia con los alumnos del Seminario. Ha sido una especie de “anecdotario”,
contando las cosas a las que fuimos y las que nos pasaron.
Recordé,
agradecido, la atención que nos dispensaron
los sacerdotes de la Diócesis que están estudiando en Roma, todos desde sus
posibilidades en la semana que nos tocó estar allá, que coincidió con los
exámenes de fin de semestre para ellos. Como pudieron, sacaron tiempo para
compartir con nosotros su vivencia, sus historias e intercambiar noticias. También
hubo otros sacerdotes y laicos que nos ayudaron de gran manera. Además,
disfruto recordando la estima que tienen al Seminario en la Universidad, en los
colegios mayores..., gracias a profesores que han conocido in situ el Seminario
y por los sacerdotes que, estudiando en Roma, han dejado buena referencia.
Ahora
bien, si me pongo a calibrar qué método o ideas revolucionarias traigo del
curso, he llegado a la conclusión de que no tengo ninguno. Pero he sacado
buenos propósitos que me servirán para la formación. Compartiré, por supuesto,
el material que conseguí del curso. Pero, a pesar de los años que he tenido la
suerte de trabajar en el Seminario, me he dado cuenta que necesito profundizar
en determinados temas para poder ayudar mejor a los jóvenes que aquí se forman.
En fin, hay mucho que hacer.
Buenos
propósitos. Veremos lo que podemos hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario