Cristo resucitado, mosaico de P. Rupnik. |
Hoy
me tocó predicar una meditación y una plática, además de celebrar la Santa
Misa, para ayudar a unas monjas a hacer su retiro mensual. Así hemos comenzado
el mes de marzo.
En
la plática, a petición del público..., les expuse unas aplicaciones prácticas
de mi lectura de la exhortación apostólica del Papa, Evangelii Gaudium. Su lectura
me ha ayudado a mí, en primer lugar.
El
estilo de su escritura es propia del Papa Francisco, con expresiones tan suyas
y sugerentes, tan sencillas pero tan llenas de sentido común, en fin, tan
comprensibles, tan “de párroco”.
Saqué
partido de una frase que encontré en el número 10: “Un evangelizador no debería
tener permanentemente cara de funeral” (¡!). Si lo que transmitimos es el Evangelio, que es Cristo
mismo, no podemos transmitir esta “alegría” teniendo “cara
de funeral”.
¿Cómo vamos a “convencer”-atraer a los demás a Cristo si andamos con “cara
larga”? Cuando estás contento con alguien o con algo, ¿acaso no hablas de ello?
¡Siempre!
Pobre el Santo Padre, que dicen las noticias que está no sé si más que griposo. |
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