"Las Lágrimas de San Pedro", en la impresionante y conmovedora obra de El Greco. |
En el evangelio de la Misa (leer aquí; Jn
13,21-33.36-38) pudimos apreciar la iniquidad del hombre que, habiendo recibido
sólo bienes, es capaz de darle la espalda a Dios: las traiciones de Judas y de
Pedro.
¿Cuál es la diferencia entre la de Judas y
la de Pedro?
La primera, me atrevería decir, es
premeditada, buscada, preparada desde tiempo atrás, cuando Judas, aunque
estuviera corporalmente con el grupo, ya su corazón se había apartado. ¿Cuándo
se apartó del Señor el corazón de Judas?
La segunda es fruto de la confianza en las
propias fuerzas, en la arrogancia, en —quizá— la debilidad y el miedo.
Sea cual sea nuestra traición —todos
traicionamos al Señor—, LA COSA ES VOLVER, tener la humildad de decir: “me
equivoqué y quiero volver a empezar”.
Durante esta Semana Santa quiero estar
cerca del Señor, acompañarle —dedicarle un poco más de tiempo y NO PENSAR SÓLO
EN MI DESCANSO— en su “Camino de la Cruz” por nuestra salvación.
El pintor bizco del Barroco Italiano, Giovanni Barbieri, en su obra: "Las Lágrimas de San Pedro". |
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