La parroquia, en Sololá, tiene como
patrona a Santa María asunta al Cielo (La Asunción de la Virgen). Como pueden
imaginarse, la fiesta ya ha comenzado, y de qué manera. El ambiente en el
Seminario ya es de fiesta. Las Vísperas han sido solemnes. Ahora, un rato más
de adoración al Santísimo, pues es jueves.
Mi oración de la tarde, como pueden suponer
–como en los días anteriores—, ha estado en sintonía con lo que ya celebramos:
la Virgen, que ha subido al Cielo. Me he ayudado de la homilía del Santo Padre
Benedicto XVI para esta fiesta en el 2005: “María fue elevada al cielo en
cuerpo y alma: en Dios también hay lugar para el cuerpo. (…) En el cielo
tenemos una Madre. El cielo está abierto; el cielo tiene un corazón”.
Y me he puesto a pensar y a soñar cómo
participará nuestro cuerpo de la misericordia divina en el Cielo. ¿Cuán felices
seremos en el Cielo? Todo lo que podamos alcanzar ahora en la tierra, en Dios. “Soñad
y os quedaréis cortos”.
¿Y se comparará la fiesta del Cielo con la
fiesta en Sololá para su fiesta…? La pregunta no necesita respuesta… Vale soñar...
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