Hay tantos rincones bellos en nuestro país, cada país los tiene, que el tiempo nos quedaría corto para conocerlos todos. Regularmente nos movemos por las necesidades y compromisos, y cómo disfrutamos cuando vamos a un nuevo lugar.
Pero, sobre todo, se disfruta más cuando se conoce a su gente. Los pueblos de Guatemala son característicos por la cordialidad de su gente. Eso es lo que he experimentado ayer, al visitar a los feligreses de San Andrés Xecul, Totonicapán.
Invitado por el grupo de Lectores de la parroquia, con el apoyo de su párroco el P. José Edgar Vaquiax, antiguo amigo y compañero de estudios, fui a este pueblo a dar una charla sobre la Biblia. El tema sugerido se titulaba así: "El cristianismo no es una religión del libro". Sabía algo del tema, pero lo desempolvé un poco para poder darlo con seguridad.
En fin, como escribía arriba, disfruté del trato caluroso de los amigos de este pueblo y de su párroco. Además, conocí la famosa iglesia de este pueblo, estampa guatemalteca. Entonces me enteré que los colores vivos con que está pintada la iglesia data de apenas 30 años...
Dios bendiga a los amigos de San Andrés Xecul, a quienes agradezco la invitación que me hicieron, y a las atenciones de su párroco.
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