Ya me he enrolado en el trabajo del Seminario Mayor de La Asunción: desde ayer estamos en reunión, con mucha alegría e ilusión, conociendo el nuevo ambiente -desde dentro- y a los formadores, nuevos y antiguos, que serán desde ahora mis nuevos compañeros. Según he visto, de los doce formadores que seremos para el curso próximo, cuatro somos de la Diócesis de Sololá, viejos amigos. Gran responsabilidad, ciertamente, que ponemos en manos de la Virgen de La Asunción.
La recepción, como era de esperar, fue cálida. El ámbito de trabajo, gracias a Dios, no es nuevo, no sólo el lugar sino también el campo. La reunión de formadores durará más de media semana. Luego, a preparar por cuanta personal lo del otro año.
La Virgen de la Asunción, cuya preciosa imagen se venera en la capilla del Seminario, nos amparará.
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