El Santo Padre sigue reflexionando sobre la familia. En esta ocasión utiliza la comparación del gimnasio. Dijo en la catequesis de ayer: "la familia es un gran gimnasio para entrenar al don y al perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede durar a largo, sin donarse, sin perdonarse, el amor no permanece, no dura".
Sabemos que las virtudes deben ser un hábito, es decir, deben practicarse una y otra y otra vez. Hacer algo una vez no es virtud.
Las virtudes humanas son fruto del esfuerzo (con la gracia de Dios, por supuesto), de la perseverancia. No hay que perder la paciencia y desmoralizarse, no hay que abandonar la lucha. Poco a poco, sin cansancio y sin descanso.
Hay que apreciar también que la familia es el campo donde se cultivan las virtudes, que después determinarán la vida del ser humano. ¡Cuán importante prestarles atención!
Pueden leer aquí la catequesis del Papa. Sigamos encomendando al Papa, sus intenciones y sus líos con el mundo y la Iglesia.
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