"Tú me has mostrado el camino a Ars, yo te mostraré el camino al Cielo", le dijo el Cura de Ars al niño que le guió para llegar a su destino. |
La mayoría de los que se adentran en esta aventura de la formación sacerdotal, ojalá todos, han leído una biografía del santo Cura. Sabemos de sus peripecias para lograr realizar lo que Dios había puesto en su corazón: el culto a Dios y la salvación de las almas. Aunque le costó mucho trabajo y desconsuelos, con la ayuda de varios sacerdotes logró llegar al sacerdocio, para trabajar por la salvación de las almas. ¡Y cuántas almas no llevó al Cielo!
Pero, como me lo sugirió un sacerdote ahora, no se le reconoce al Santo Cura de Ars grandes dotes de organizador o de intelectual; lo que le distingue es la gran piedad que tiene, una piedad cultivada desde la niñez, pues era consciente de que realizaba una labor sobrenatural.
Confiamos a Dios, por la intercesión del Santo Cura, la santidad y el trabajo ministerial de los sacerdotes de todo el mundo.
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