miércoles, 27 de octubre de 2010

Pecados especiales


     Le oí contar a un peruano, en una ocasión, que hay un restaurante famoso en Lima llamado “pescados capitales”. No voy a escribir sobre este restaurante, pues si los PESCADOS están bien preparados son sumamente digestivos y deliciosos al paladar. No así hablar de PECADOS, que si los padecemos somos desdichados, tanto como estemos metidos en ellos.

     Así, el otro día me topé con una catequesis sobre los pecados especiales. La transcribo, pues sirve para nuestra formación, y la de las personas con quienes nos encontramos o convivimos.

     Algunos pecados especiales se agrupan bajo los siguientes nombres:

    
Pecados contra el Espíritu Santo"El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado eterno" (Mc. 3, 29; cfr. Mt. 12, 32; Lc. 12, 10). No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna (Catecismo, n. 1864). Entre estos pecados se incluyen: la presunción de salvarse sin méritos, la desesperación, la impugnación de la verdad cristiana conocida, la obstinación en el pecado y la impenitencia final.

    
Pecados que claman al cielo, porque su influencia nefanda en el orden social pide venganza de lo alto. Suelen recibir esta denominación: el homicidio, la homosexualidad, la opresión de los débiles, la retención de salario a los obreros.

    
Pecados capitalesllamados así porque los demás suelen proceder de ellos como de su cabeza u origen. Clásicamente se citan: la soberbia o vanagloria, la envidia, la avaricia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario