Y ya estamos a 23 de diciembre, a las
puertas, casi, de la celebración de la Navidad. ¡Pasó el Oxlajuj Baktun (21 de
diciembre) y no se acabó el mundo! Eso es lo que nos contaban de la experiencia
de un amigo: fue con su familia a Antigua Guatemala y, en el paso de noche
vieja a año nuevo estaban unos “gringos” en la plaza; al tocar las doce
campanadas se abrazaron todos, regocijándose con la expresión: “no ha sido el
fin del mundo”…
La celebración del 13 Baktun –sin duda,
una gran muestra de la gran altura de civilización que alcanzaron los mayas-,
como cabía esperar en nuestra provisional manera de “organizar” las cosas, fue
superficial. Todos se felicitaban por el acontecimiento, pero sólo por el mero
hecho de que se les achacaría después no haberle dado la importancia que se
merecía el acontecimiento. Los “tradicionalistas”, acostumbrados a fuegos y
sacrificios aprovecharon la propaganda gratis que les ofrecían, pero que
tampoco convencía.
Yo prefiero conocer un poco más la
historia de “mis antepasados”..., y seguir hablando mi lengua autóctona el
kaqchikel.
Lo cierto es que el Dueño (con mayúscula)
del tiempo y del mundo ha decidido que no fuera todavía el fin del mundo. No
hace falta saber cuándo va a ser para quien se empeña por estar preparado. Es más,
con la Iglesia digo: “¡Ven, Señor Jesús!”.
Feliz Navidad. Que disfrutes estos días y el nuevo Año sea eficaz y muy provechoso para la formación sacerdotal en ese querido Seminario. Un fuerte abrazo navideño.
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