Mons. Gonzalo al centro y, a su izquierda, Mons. Víctor Hugo Palma, Obispo de Escuintla. |
He tenido, durante el día, varias
intenciones que encomiendo continuamente. Mi labor de jueves no ha variado –con
el consiguiente esfuerzo por sobrenaturalizarla-, aunque ahora tenemos la
particularidad de la Visita Pastoral de Mons. Gonzalo en nuestro Seminario.
Ayer me entrevisté con el Obispo. Hablamos
de varias cosas que afectan a mi labor de formador en el Seminario. Le hablé de
la Dirección de Estudios y los proyectos que considero factibles en este área –plan
de estudios, profesores, biblioteca, nivel de los estudios...-; también le
hablé de la formación humana y pastoral de los seminaristas, de su situación
desde mi punto de vista y de las cosas que considero hay que potenciar; pero también
le planteé mi preocupación por la formación permanente de los sacerdotes de la
Diócesis, especialmente la de los sacerdotes jóvenes.
Todo esto en un ambiente de cordialidad,
virtud que caracteriza a Mons. Gonzalo, con el consiguiente análisis por su
parte. Desde luego, no perdimos de vista que somos hombres de Iglesia y que
queremos ayudar. De hecho, me mostré estar a su disposición, como he aprendido
a hacerlo.
Sin duda, mi ministerio sacerdotal podría
ser el parroquial, pero ahora Dios me pide estar en esta labor de formación, lo
que llevo con mucha ilusión y alegría, pues soy yo el que estoy ganando.
Cierto sacerdote de otra diócesis me
comentó que es una gran ventaja la que tenemos, al ser diocesano nuestro
Seminario: que el Obispo puede visitar SU seminario. Así lo ha escrito el P.
Víctor en un cartel de bienvenida: “Bienvenido, Mons. Gonzalo, a este SU
Seminario”.
Gracias,
Mons. Gonzalo, por su trabajo de Pastor en la Diócesis y su presente Visita
Pastoral al Seminario.
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