La
verdad, esto carece de importancia capital para mí ―más para ustedes―.
Ha habido necesidad y, ¡zas!, tenemos un reloj nuevo. No es, ciertamente, como
el de la imagen, puesto que no necesitamos tanto. Además, hay que guardar las “formas”.
El tiempo... ¿Por qué a veces es corto el
tiempo y por qué, otras veces, es largo? ¿Existe el tiempo? Unos dicen que es “intencional”
―¿qué querrán decir con ello?―, que no es algo que se nos impone desde fuera
sino que el reloj lo llevamos dentro, según va evolucionando nuestra vida.
Como a ustedes, tantas veces no me alcanza
el tiempo para hacer lo que tengo que hacer; por eso, dicen, hay tanto estrés
actualmente ―es uno de nuestros males en el mundo; por eso los psicólogos
tienen, ahora, tanto trabajo―.
A un sabio profesor de universidad,
sacerdote, le oí una vez que hay que hacer LO MÁS IMPORTANTE, para que no haya
cosas URGENTES que hacer.
El Card. Van Thuan ―a quien le he tomado
bastante cariño―, predicaba, en una ocasión, a sacerdotes y obispos que le
escuchaban: hay que vivir el don del momento presente, que no hay que agobiarse
con el mañana; lo que hay que aprovechar es amar y agradar a Dios en este día.
Y se preguntarán: ¿y de qué marca es su
reloj...?
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