Comentando
el partido del Madrid-Juventus de hoy, dije en la conversación que era
admirable cuánto corrían los jugadores. El P. Abelardo, con su acostumbrado realismo
aplastante, comentó que ése era su trabajo y para ello les pagaban. Además,
agregamos que eran jóvenes y, nadie lo niega, había una cierta razón de orgullo
para ganar.
Ayer
me esforcé un tanto para hacer un buen juego de basket bol en el Seminario de
La Asunción, aunque, francamente, fue más por motivos apostólicos ―al menos eso intentaba―,
que por habilidades deportivas...
Hoy, sumado al tiempo extra de escritorio,
debido al término del curso académico, me ha dado un lumbago algo moderado, que
ha servido de chanza para que los formadores se metieran conmigo. Me parece que
el esfuerzo de ayer ha pasado factura. Ya me lo decía el mismo P. Abelardo un
día: “¡Que ya no tienes 15 años...!” En verdad, ¿ya habré llegado a viejo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario