Después
de un tiempo de ausencia de este pueblo, volví a celebrar la Santa Misa en este
apacible y cercano pueblo. En mis “años mozos” atendí esta parroquia, hace diez
años.
Los
domingos, cuando tengo ocasión, celebro la Santa Misa allí, a las 6:30 de la
mañana, echando una manos al P. Francisco, que es el encargado de la
cuasi-parroquia de Concepción.
El
pueblo ha cambiado poco desde aquella vez que lo atendí (tiene, el pueblo, una
población de menos de tres mil habitantes). Muchas de la gente es, para mí, de
cara conocida, sé el nombre de varios de ellos, sus historias, sus alegrías y
sus penas.
Cuando
termino la Misa hago mi acción de gracias, como lo hace un bonito número de los
lugareños, de rodillas ante el Sagrario. Lo hacen especialmente los que han
puesto alguna intención en la Misa. Varias de las intenciones de hoy fueron por
el descanso eterno de sus difuntos. Me explicaba el P. Francisco que se debe a
la cercanía de la conmemoración de todos los santos. En efecto, estamos apenas
a dos semanas de ello.
Un
domingo tranquilo y apacible. Ahora, a descansar para comenzar con ganas la
semana última del curso académico.
Así se divisa el pueblo, que queda a 7 kilómetros de Sololá. |
Éste es el templo parroquial, de factura colonial. |
El retablo de la iglesia. |
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