viernes, 21 de febrero de 2014

Todos necesitamos un poco de espacio...

     Hoy se han ido los seminaristas a sus casas, a visitar a sus familias, por primera vez después del ingreso el 6 de enero. Al acercarse este día han estado en nerviosismo creciente. Es lógico: me recuerdo de cuando yo era seminaristas y esperaba este día con anhelo.
     Ellos necesitan de este tiempo para hacer un alto y, dejando a un lado un rato los libros, recargar baterías; también tienen que cumplir con su presencia en la familia.
     Siendo formador en el Seminario Menor (2002-2003), me recuerdo de aquél “patojo” ―¿qué habrá sido de él?― que, al llegar el día de ir a su casa en fin de semana, nos dijo: “Padre, ¿me puedo quedar con ustedes? Estoy tan contento aquí”. ¿Desde luego que le dijimos que no...!
     Medio en broma, medio en serio, decíamos que también nosotros necesitamos un poco de descanso. Hoy comentó uno de los formadores del Seminario, que también pudo haberse ido pronto a sus compromisos: “me quedé porque quería disfrutar de unas horas de paz en el Seminario”, además de para trabajar un poco más sin distracciones.
     Yo, intentando terminar con unos asuntos que tengo pendiente, aunque con algo de sosiego. Ahora, a respirar con gusto el oxígeno que los demás no están consumiendo en este lugar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario