Ambos sacerdotes eran bien queridos. Para el obispo será una gran pérdida, siendo patente la carencia de sacerdotes. Dios proveerá.
Pero, por otro lado, estamos convencidos de que, habiendo trabajado en esta Diócesis y habiéndola querido, estarán intercediendo por ella desde el Cielo. ¡Qué alegría morir sacerdote, morir trabajando! Dios nos conceda la fidelidad.
Descansen en paz el P. Efraín y el P. Imerio.
El P. Efraín Camey. |
Al terminar la Misa exequial del P. Efraín. |
El P. Imerio. |
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