Algo propio de la locura de los jóvenes, dispuesta a cualquier barbaridad, nuestra peregrinación comenzó a la media noche de hoy, después de haber descanso un mínimo. Los jóvenes estaban bien dispuestos, y el ambiente bastante particular: las luces de la calzada, la música y sonido que acompañaba la comitiva, el cielo nublado con el suelo húmedo por la lluvia recién acontecida. Pero, bien animados, comenzamos la peregrinación, alumnos y formadores.
Los temores iniciales se cumplieron: recién pasado el paso a desnivel hacia Ciudad San Cristóbal empezó a lloviznar. Quien estaba preparado se puso protección. La mayoría se fue, aventurado, sin con qué cubrirse. Un poco más arriba comenzó a llover de verdad. Nos tocó subir hacia San Lucas Sacatepéquez con una lluvia respetable, que nos mojó los zapatos suficientemente. Aún así, andábamos alegres en la peregrinación. Aunque, ciertamente, el grupo compacto del inicio poco a poco se fue desgajando.
Puesto que salimos temprano, a medida que pasaba el tiempo íbamos absorbiendo más y más kilómetros, algunos ya bien empapados. Fuimos recorriendo el camino aprovechando platicar y rezar, principalmente el Santo Rosario, encomendando también muchas intenciones.
Íbamos llegando a La Antigua y aún no aclaraba el día... Es que, en verdad, habíamos emprendido la peregrinación muy temprano. Los primeros que llegaron lo hicieron hacia las 5:15 de la mañana; los últimos llegaron a las 6:30. En total, recorrimos 27 kilómetros -un trayecto respetable-.
La cauda fue lo siguiente: abundantes dolores en las piernas y en los pies, anécdotas de todo tipo, cuatro formadores bien satisfechos de su esfuerzo, además de los alumnos, y una buena indulgencia plenaria, alegría de los piadosos.
En broma, con los dolores en las extremidades, algunos estaban averiguando de quién fue semejante idea... Pero todos bien felices.
Después de un reconfortante descanso celebramos la Santa Misa, acto litúrgico para ganar la indulgencia plenaria. La celebró el P. Carlos, rector del Seminario y la concelebramos los otros formadores.
Agradecemos a los sacerdotes que nos recibieron y atendieron en la parroquia de la Catedral de Antigua, al P. Eddy y al P. Carlos. Dejo algunas fotos conmemorativas.
Aquí estamos arribando a la Antigua Guatemala. |
Estábamos llegando a Antigua cuando amanecía. Ésta es la primera foto que tomé. |
En el camino, mirando hacia el templo de San Francisco y con el volcán de Agua al fondo. |
Los cuatro formadores satisfechos de su esfuerzo. |
Tan cansados, que no importa dónde reposa uno que se duerme. |
Una especie de monje..., con su guitarra. Reposando, tomando respiro. |
Se nota el buen ambiente que reinaba al terminar la pegrinación. |
El P. Walver, de pie, y el P. Melecio, sentado y con sombrero. |
Rendido, a este amigo no le importó tampoco dónde reposar. |
Al llegar, fuimos recibidos en la hermosa casa parroquial. |
Durante la Santa Misa. Los formadores concelebrando. |
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