Así titulaba un libro suyo Mons. Ricardo Blázquez, actual Arzobispo de Valladolid España: "Jesús sí, la Iglesia también" (1983). Creo en la Iglesia, "a pesar de los pesares", decía San Josemaría, refiriéndose a nuestros pecados. Me vino a la cabeza leyendo aquel libro que les había mencionado: "La vocación de san Mateo". Leí esta preciosa historia, arguyendo el autor que las palabras de aquella sencilla mujer le habían dado mejor lección que muchos libros de teología. Dice:
"Esta temporada he aprendido mucho cuidando a mi madre hasta que murió. Realmente con los años se había vuelto un tanto maniática, repetía muchas veces las mismas cosas, no entendía la educación que dábamos a nuestros hijos, se quejaba de dolores reales o imaginarios... Tanto mi marido como mis hijos, aunque la apreciaban, comentaban con frecuencia lo pesada que estaba la abuelita. Eso me hacía sufrir. Yo veía, como ellos, todas estas cosas pero el cariño que le profesaba me hacía superarlo. Al fin y al cabo, de ella había recibido la vida, la educación, la fe... Le toleraba muchas cosas que probablemente no aguantaría a otra anciana... Cuidando a mi madre he aprendido a amar a la Iglesia. También en ella descubro defectos, cosas que no me gustan, actitudes que me hacen sufrir pero todo lo sobrellevo porque de ella he recibido a Cristo".
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