Estos días he estado compartiendo, en
convivencia, con unos sacerdotes, un tiempo de piedad, formación y descanso. Nos
hemos alegrado mucho haciendo cosas en común, desde la celebración de la Santa
Misa, hasta las más ordinarias de comer, jugar al futbol y estudiar. Nos hemos
reído un montón y vuelto a ilusionar con nuestro sacerdocio. Siempre hacen
falta estos tiempos de descanso para recargar las pilas...
Dar fruto, abundante como esta planta de café. |
Hoy me estoy disponiendo a volver a mi
trabajo ordinario. En un ámbito distinto –o complementario, podría decir-, pero
se puede aplicar muy bien al sacerdocio, me he planteado una cuestión: es claro
que el don del sacerdocio ministerial ya me ha sido conferido una sola vez –en el
momento de la Ordenación-, pero ¿podría
crecer más en entrega? La respuesta es obviamente afirmativa. Pero,
¿bastaría con “retenerla” o hace falta hacer fructificar ese don? La respuesta
es también obvia.
A todos se nos puede aplicar: no se trata
sólo de haber recibido dones, sino que hay que hacerlos fructificar. Y tú,
¿cómo haces multiplicar esos dones para servir a los demás en lo que respecta a
Dios y la vida de piedad?
Espero que sus vacaciones por el Salvador haya sido muy fructifera y ahora a empezar de nuevo en la formacion
ResponderEliminarQue inicién con ganas el nuevo semestre ¡Feliz fiesta de San Juan!
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