Las hay de a montones, ahora más que antes;
me gustaría que fueran muchas más, para inyectarle a esta sociedad nuestra un
feminismo del bueno, que falta le hace.
Hoy recordamos a una de esas grandes
mujeres de la historia que han influido no sólo con su aporte intelectual ―que
no es pequeño― sino también por la santidad de su vida: Santa Edith Stein
(Teresa Benedicta de la Cruz).
Discípula de Husserl, aunque lo abandonó
pronto, pues vio que ese camino tenía sus límites. Ella recorrió su propio
camino, en las posibilidades que le dejaba la sociedad de entonces.
Nació judía, de una familia que la amaba,
fervorosa al principio. Cuando estudió fue abandonando la práctica judía. Volvió
a encontrarse con Dios, poco a poco, gracias al buen ejemplo de católicos
intelectuales. Santa Teresa fue protagonista en el giro de su existencia
(leyendo el libro de su Vida).
El martirio, después de hacerse religiosa,
fue la corona de su vida ejemplar. Así como me alegra el testimonio de la vida
de unos niños cristianos heroicos, así me alegra el gran testimonio de esta
religiosa intelectual, de gran temple.
Recurro a su intercesión, especialmente
hoy, pidiendo por la Europa que languidece en su vida cristiana, para que
reconozca sus raíces y vuelva a ser la evangelizadora de antaño.
Una anécdota de la vida de esta santa
escribí hace algún rato, aquí. El video siguiente es de hace un año.
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