“Por sus frutos los conocerán”, pronunció
la Sabiduría de Dios. Si la fruta es de buen ver y buen gusto, si es
nutriente..., podemos suponer que el árbol del que viene es sano, frondoso,
lleno de vida.
Ayer celebré la Santa Misa en acción de
gracias por los 50 años de matrimonio de unos amigos míos y de la familia, los
suegros de dos de mis hermanos. Fueron las Bodas de Oro de don Jorge de León y
América Jovita Aguilar. La celebración fue en una acogedora capilla en la Ciudad Capital.
El ritual de Matrimonio de la edición
española contempla unas oraciones propias para este aniversario y un formulario
para la renovación de los “votos matrimoniales”. Aunque nos parezcan a todos
como oraciones “lógicas” para la ocasión, resultan muy emotivas para quien,
estando en esas circunstancias, se las aplica.
Y si te dieran la oportunidad y volvieras
50 años atrás en tu vida, ¿qué cosa cambiarías? ¿Cambiarías algo esencial? ¿Te
animarías a cambiar incluso algún miembro de tu familia? Eso sólo es posible en
las películas de ficción.
Siendo sacerdote, me conmovió mucho cuando
se emocionara don Jorge al decir: “te doy gracias, Señor, porque ha sido un
regalo tuyo recibir a América Jovita por esposa”. Un tanto igual le sucedió a
ella cuando pronunció la parte que le tocaba: “te doy gracias, Señor, porque ha
sido un regalo tuyo recibir a Jorge por esposo”. Y luego dijeron ambos, al
unísono: “Bendito seas, Señor, porque nos has asistido amorosamente en las
alegrías y en las penas de nuestra vida. te pedimos que nos ayudes a guardar
fielmente nuestro amor mutuo para que seamos fieles testigos de la alianza que
has establecido con los hombres”.
Les felicité porque son un ejemplo para
los matrimonios jóvenes; muestran, con su vida, que es posible ser fiel al
compromiso, aunque cueste a veces sangre, que el amor puede y debe crecer.
También, comentaba en la homilía, es una alegría porque priorizaron dejar a sus
hijos una herencia en fe y humanidad, más que en cosas materiales.
Felicidades, don Jorge y doña Jovita. Que
Dios les colme de bendiciones, con sus hijos y familia, después de esta fiesta.