En un grupo de sacerdotes estábamos platicando sobre este asunto, de consecuencias tan perentorias. ¿Cómo hacer que los jóvenes se entusiasmen a una entrega total de su vida en el ministerio sacerdotal?, aunque siempre debe preceder la cuestión de si Dios los llama, es decir, si tienen vocación. De hecho, tengo la seguridad de que Dios llama siempre; somos los hombres quienes a veces no escuchamos.
Hubo varios aportes, varias actividades, estrategias, para lograr encontrar vocaciones; pero no puede obviarse la oración por las vocaciones. ¡Hay que poner a rezar a la gente para que pida vocaciones a Dios! Esto es, sencillamente, indispensable.
Para la Jornada Diocesana de la Juventud en Santa Apolonia, en el Domingo de Ramos pasado, se repartieron unas tres mil estampas de la Virgen, con la oración por las vocaciones y las fechas de convivencia en el Seminario. Ha surtido efecto, gracias a Dios.
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