En la Iglesia, estamos de fiesta; además de por celebrar la Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia, también por festejar los 60 años de Ordenación Sacerdotal de nuestro padre común, el Santo Padre.
Hemos celebrado la iniciativa propuesta por la Congregación del Clero, de ofrecer un regalo al Santo Padre, un regalo digno: 60 horas de adoración al Santísimo. Fue propuesto a las Diócesis y a todos los cristianos. En nuestra Diócesis, los párrocos acogieron la iniciativa y se han organizado para ello. No podíamos quedarnos atrás: teniendo una comunidad eclesial peculiar –el Seminario–, que nos da la fácil posibilidad de tal organización, también estamos en la labor.
El Papa es nuestro padre común, decía más arriba. Es el fundamento visible de nuestra unidad eclesial.
¡Dios le bendiga, Santo Padre! Le ofrecemos nuestras oraciones, nuestra disponibilidad y nuestro cariño eficaz.
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