Dios es todopoderoso, pero necesita de cada uno. La historia de la salvación y la historia de la humanidad se va entretejiendo de la historia de cada uno, porque así lo ha querido Dios. Pero hay algunas personas que destacan en este ámbito, y no precisamente los “más poderosos” –desde el punto de vista rastreramente humano– sino los más fieles.
En la corta historia de la Diócesis de Sololá-Chimaltenango, una de esas personas fieles y determinantes ha sido Mons. Eduardo Fuentes, de quien celebramos hoy el 14º. Aniversario de su partida al Cielo. Me recuerdo que el 20 de julio fue un domingo, mientras estábamos de descanso académico.
“Por sus frutos los conocerán”, dijo nuestro Señor. Los frutos que ahora se notan, en la todavía incipiente historia de la Diócesis, dan fe de ello.
¡Gracias, Mons. Eduardo, por su sacrificio y su ejemplo!
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