viernes, 15 de julio de 2011

Un seminario en el postconcilio

     Parece que la Iglesia no termina de recuperarse de los desaciertos en el gobierno eclesial en el tiempo de alrededor del Concilio Vaticano II. Me refiero al punto concreto de los seminarios. Hace poco leía una entrevista que le hicieron a don Ramón Trevijano Etcheverría, conocido profesor en la Universidad de Salamanca (España), y que aparece editada en “Anuario de Historia de la Iglesia” (20/2011). En esta entrevista, cuando se le cuestiona sobre ¿cómo estaba la situación del Seminario en aquel inmediato postconcilio?, cuenta el interpelado su propia experiencia:
     “Era una situación muy delicada. Llegué en un momento de optimismo y euforia postconciliar. El obispo auxiliar [“en cierto lugar, en cierto país del mundo…”] encabezaba, como rector del Seminario, un equipo entusiásticamente renovador, en el que predominaban los “gringos” (sacerdotes de apellido italiano), que sustituía al anterior, conservador, más bien de “criollos” (con apellidos de esta raigambre). Estaban seguros de que iban a lograr un sistema modélico de educación a la responsabilidad en la libertad, con mucha crítica a las corruptelas del pasado. En cuatro meses el Seminario se les había ido de las manos. Percibí, yo que, ingenuamente, me había solidarizado de lleno con el nuevo equipo, que en lugar de reconocer su fracaso culpaban sin más a la institución-Seminario, que ya no tendría sentido en la Iglesia postconciliar”.
     Y narra las consecuencias del teje y maneje acontecido. Ojalá aprendiéramos de la historia, que aprendiéramos de los errores del pasado.

1 comentario:

  1. Qué bonito sería que se hiciera una revisión exhaustiva en lo referente a la formación sacerdotal de algunos seminarios, donde no se forman pastores, sino simples administradores al estilo de las ONG, interesados solamente en lo temporal, y nada de sobrenatural. Qué tristeza, pero no podemos quedarnos en la tristeza y el lamento, debemos hacer mucha oración y pedir constantemente: "Señor, danos sacerdotes según tu corazón", no según las ideas y caprichos de algunos.

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