Entre ayer y hoy no sabía qué escribir; aún ahora no lo sé.
Ayer me encontraba algo indispuesto -no había repuestos disponibles...-, y apenas si leí un poco de "Drácula", el clásico de la literatura a cargo de Bram Stoker. Menos mal no soñé con semejante motivo, pues estuve dormitando debido a la medicina.
Eso sí, tuve tiempo para rezar y ofrecer algo a Dios por tantas intenciones.
Me dije: "un día más, sin brillo y sin sobresaltos". En el interior escuché: "¡maravilloso día ordinario! Es extraordinariamente ordinario que Dios esté todo el día a tu lado".
Buen día sábado a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario