Por hacer algunos trabajos manuales, se me ensartó una pequeña astilla en el índice derecho. Después de hacer la “microcirugía” para extraérmela, me puse una “vendita”, una “curita” le llamamos aquí.
Quizá unas venditas así nos vendrían bien algunas veces |
Una indicación de la caja de las venditas es que eran de color piel. Cuando me la puse, resultó que era del color de la piel de un europeo, y no la de un latino, un latino más o menos moreno como yo.
En fin, pensé en que no hemos de parecernos a un lunar entre los demás, no podemos llamar la atención por nuestra estridencia, por nuestra forma peculiar de ser, sino tenderemos a la naturalidad, a ser uno más. Pero no vamos a ser uno más cuando está generalizada la falta de virtud, cuando se tiende a lo bajo o a la irreligiosidad.
Es decir, como san Pablo, hemos de hacernos todo para todos, para salvar, de cualquier manera, a algunos (cfr. 1Co 9,22).
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