La rapidez y lo económico que resulta la comunicación por el internet y el e-mail es sorprendente y más fácil. Pero no podrán negar que recibir una carta por el correo “antiguo”, palpar el sobre y la hoja, percibir con los ojos la letra –e incluso los posibles errores ortográficos o sintácticos– que caracteriza a quien escribe, esa persona se hace más cercana.
Aun recuerdo con disgusto a aquél amigo –sí que le he perdonado– que en una ocasión me dirigió una carta: por un lado de la hoja era una fotocopia con noticias y, por el otro, un saludo suyo.
También me causan poca gracia los mails dirigidos a todos los contactos de alguien, incluido yo. ¡Es tan impersonal…!
En fin, ayer tuve aquel gran gusto de recibir una carta de una religiosa, establecida del otro lado del Charco. La he encomendado a ella y sus intenciones.
Hay Padre usted siempre tan especial,único e incomparable................................
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