Seminario de Sololá |
Al final he llegado al final de la tarde al Seminario. He encontrado al rector del Seminario y a algunos empleados: nos hemos saludado y deseado feliz año. Pero aún está vacío el Seminario. Me he paseado por los pasillos rezando el Rosario, encomendando a los que pronto llenarán de vida nuevamente estas paredes, encomendando su vocación y encomendando el trabajo que iniciaremos el próximo año.
Gran trabajo el de la formación, que ponemos en manos de Dios: Él lo sacará adelante.
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