Mc 3,7-12. “Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban…”. No era el primer encuentro de Jesús y los demonios (cfr. Mt 4,1-11 y paralelos). ¿Por qué permite Dios la actuación del demonio? San Juan Crisóstomo indica que son para nuestra utilidad:
“Para que te des cuenta de que ahora eres ya más fuerte. Luego, para que tengas moderación y humildad y no engrías por los dones recibidos (…). Te hacen comprobar mejor lo preciosos que son los tesoros que se te han confiado” (Homilía 13 sobre san Mateo).
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