Mons. Gonzalo de Villa es columnista en Prensa Libre. El 7 de enero escribió este acertado artículo sobre “Libertad y Responsabilidad” referido a la libertad de expresión escrita, aunque es también aplicable a todo tipo de expresión. Es más urgente especialmente en las ediciones virtuales, tanto referente a la opinión como escritor como a los comentadores. No tiene desperdicio el artículo.
Es ciertamente agradable poder leer diariamente prensa guatemalteca cuando uno anda de viaje y tiene uno acceso a mucha información cuando navega por periódicos de otros países. En muchos casos se ha ido volviendo popular el abrir acceso a que lectores comenten las noticias o los artículos de opinión. La posibilidad de hacerlo es fascinante, pero lamentablemente la calidad promedio de los comentarios en una mayoría de medios está entre mala y pésima. Groserías, insultos soeces, expresiones de racismo flagrante, tonterías y estupideces constituyen la mayor parte de los comentarios que se recogen en esas bocinas puestas al servicio del anonimato. Lamento decirlo, pero la calidad promedio de esos comentarios es muchísimo más baja en lo escrito en español, tanto en Latinoamérica como en España, que en lo escrito en inglés.
Cuando uno puede escribir con libertad y sin responsabilidad las consecuencias expresan mucho más lo irresponsable que lo liberal. Estoy convencido, y ahora hablo no solo de comentarios de lectores, de que la libertad de expresión es un derecho fundamental, pero que el ejercicio responsable de ese derecho debiera ser corolario obligado.
Los columnistas debemos ser libres y tener libertad para expresar nuestra opinión, pero también debemos ser responsables. Responsables, en primer lugar, con la verdad de lo que decimos. Podemos estar equivocados, podemos tener sesgos y prejuicios, pero si no buscamos como primera meta en lo que decimos decir la verdad, tal vez entonces algunos deberían pasarse a comentaristas de blogs o hacer mutis por el foro.
La libertad de expresión es fundamental, y por ello la Prensa ha tenido a lo largo de los años sus propios mártires: periodistas incómodos por decir la verdad en temas delicados han conocido persecución, amenazas y, en no pocas ocasiones, atentados y asesinatos. Defender la libertad de expresión es fundamental, pero nada más fundamental para ello que ejercerla de manera responsable.
Tengo, por razones obvias, una particular sensibilidad hacia temas que involucren a la Iglesia Católica. Con respecto a ella, y sus líderes, como con respecto a cualquier otra institución, y sus respectivos líderes, considero necesaria la libertad de expresión, pero también, como en relación a cualquier otra institución, considero que se abusa de la libertad de expresión cuando se insulta, se difama, se miente o se ventilan resentimientos que tienen más que ver con el hígado que con la razón.
Escribir con libertad y con responsabilidad pasa en primer lugar por escribir con conocimiento del tema —el que se—, continúa con escribir con profesionalidad y no con el talante de quien comenta más como si al calor de los tragos se hallara en una cantina de mala muerte —o de lujo—, y, finalmente, remite a que lo que digamos ofrezca algo interesante, digno y educativo.
Escribir en prensa o comentar en radio es una responsabilidad hermosa que lamentablemente no todos ejercen con profesionalidad y con decoro.